Las Marcas de un Hombre Llamado por Dios

Las Marcas de un Hombre Llamado por Dios explica las características de una persona con un llamamiento a ministrar.

A lo mejor para unos que es difícil de distinguir entre el lobo y el buen pastor (a la verdad, no es difícil). Pero hay elementos que acompañan a un hombre de Dios llamado por Dios al ministerio de Dios.





1. Hay una motivación de encontrar la voluntad de Dios (la verdad) y llegar allí.

El hombre de Dios es una persona que no tiene sus propios deseos exaltados a ser rey, y todos los demás tienen que obedecerle a él, o sufrir la ira del pastor.

Jn 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 

Rom 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 

El hombre de Dios es una persona que busca intensivamente lo que quiere Dios. Su pasión, su meta, lo que busca altamente es de complacer a Dios. Busca esto en las cosas de su vida y ministerio. Él entiende que por lo qué hace, cómo lo hace las cosas, y sus actitudes y motivos, Dios le verá con placer o disgusto. El hombre de Dios jala a Dios y lo que ha dicho Dios en todo su vida. Se mezcla constantemente los dos.

Este elemento es difícil de describir. Es algo que a la verdad uno simplemente sabe si está bien con Dios o no. Solamente por años de dar un oído sordo a Dios puede uno no percibir está paz y tranquilidad que Dios da cuando uno anda en la voluntad de Dios.

2. La cuidadosamente estudia la Palabra de Dios con fe.

Hay muchos llamados por Dios, pero hay pocos cumplidos con este llamamiento. Entre los que sí cumplen con el llamamiento, siempre sin falta, la persona tiene una seriedad con la Palabra de Dios como su guía a lo que puede y tiene hacer, y no hacer.




Hay muchos «en el ministerio» que no respetan a la Biblia. Buscan métodos y metas humanos que realmente son lejos de lo que Dios quiere (de su voluntad). Una persona llamada y cumplida tiene la autoridad de la Palabra de Dios como su regla absoluta. Si no encuentra dirección en la Biblia, lo deja esta cosa a un lado sin esfuerzo y sin usarlo.

3. Sobre todo, la persona tiene la fe.

La fe se ve en que la persona confía en Dios. Su mentalidad es de trabajar y su meta importante no es de enriquecerse. O sea, su fin no es lucro, sino servicio. Es de ser útil para el Señor. Muchos ministros entran en el ministerio, pero sus labores siempre giran alrededor de lucro, fama, o poder, etcétera en lugar de promover la salvación de almas y la edificación de estas almas a trabajar para Dios.

También hay muchas iglesias que dicen que su meta es de ganar a almas, pero carecen realmente de esto. Su meta es de tener muchos en sus números que son salvos y bautizados, y de los miles de salvos y bautizados, unas docenas se quedan a ministrar y servir en esta misma iglesia. Dios nunca nos dice de sacar números, y esto es el éxito para nosotros en el ministerio, sino Dios dice de evangelizar.

No son salvos si alguien no explica la salvación sobre tiempo y con cuidado. Es un proceso de llegar a entender el evangelio, y DESPUÉS de entenderlo bien, hacer la decisión de ser salvo. Se ve este error por los cientos o miles de personas cada año en estas iglesias y ministerios que han entrado, han hecho decisiones que la iglesia reportan de «salvos», tantos bautismos, pero cuando preguntas a ellos ¿dónde están esto miles o docenas de miles? Y siempre la mayoría no vienen por ninguna manera.

Las Marcas de un Hombre Llamado por Dios

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